top of page
Buscar

La importancia de la ACTITUD

  • Pilar del Rosario
  • 11 sept 2015
  • 2 Min. de lectura

Tenemos la tendencia general de centrarnos con gran facilidad en los aspectos negativos que suceden a nuestro alrededor, por ejemplo, si alguien en el trabajo comete un error, rápidamente lo detectaremos y probablemente pensemos “que chapuza”; si somos padres y alguno de nuestros hijos se olvida de los libros podríamos pensar “es un caso perdido, nunca conseguirá nada positivo” o si se nos pierde el móvil, podríamos llegar a decirnos “siempre estoy igual, soy un desastre”. En cambio, cuando nosotros o alguien de nuestro entorno hace algo cotidiano de manera positiva, tenemos la tendencia a darlo por sentado, pensamos que es lo normal y no valoramos todo lo que llegamos a hacer bien a lo largo del día.

No hace falta que estemos todo el día dándonos cumplidos o alabando a los que nos rodean, pero tampoco hace falta que nos estemos “machacando” constantemente por nuestros fallos y seamos incapaces de valorar las cosas que sí hacemos bien, que si las sumamos seguro que son muchas.

No por ello, hemos de ser unos conformistas que no intentemos mejorar y superarnos para conseguir nuestros objetivos, pero podemos hacerlo sin dejarnos la piel por el camino, cuidándonos y mimándonos un poco.

Un ejercicio útil, que recomiendo frecuentemente en mi consulta es el comprarnos una libreta y al finalizar el día, justo antes de acostarnos, pensar en nuestro día y apuntar al menos tres cosas positivas que nos han sucedido ese día. Cosas tan sencillas como “al despertarme hoy me di cuenta de lo bien que había descansado, la ducha de agua caliente de esta mañana me sentó fenomenal y me ayudó a despejarme rápido.” “Al llegar a la oficina, mi compañero de despacho me saludó con una gran sonrisa y me dijo buenos días (me hizo sentir bien)”, “ayudé a mi madre a solucionar su “gran” problema con el whatsapp que no funcionaba bien, etc…”

Esto que os recomiendo hacer, tal vez os parezca una tontería, pero haciendo esto estamos enseñando y forzando a nuestra mente a pensar en positivo.

Está demostrado que en función de cómo percibamos la realidad y en qué nos centremos, podemos activar pensamientos negativos o pensamientos positivos. Estos pensamientos a su vez nos provocarán unas emociones acordes con nuestros pensamientos y esto sin duda influirá en nuestro estado de ánimo, en como nos sentimos.

Para que un hábito se adquiera, dicen que hay que practicarlo diariamente durante 30 días, os invito a probarlo y si os apetece compartir con nosotros como os ha funcionado. ¿Os animáis?


 
 
 
  • Facebook Social Icon
  • Instagram
bottom of page