Si aprendes a sacar lo positivo a cada cosa negativa; cada caída será un paso al éxito
- Pilar del Rosario
- 15 oct 2015
- 2 Min. de lectura
A lo largo de nuestra vida, vivimos muchos momentos, que podemos considerar como:
positivos
negativos, algunos de los cuales soportamos bien y otros que nos resultan más dolorosos de soportar y de sobrellevar.
y otros que pasan desapercibidos porque no nos dejan ninguna huella
Si pudiésemos, intentaríamos ahorrarnos los negativos y que en nuestra existencia únicamente tuviesen lugar los acontecimientos positivos y felices, en la que todo nos saliera bien sin apenas esfuerzo, en la que todo fuese perfecto y viviéramos siempre en un mundo maravilloso y de color de rosa. Pero si esto sucediese, seguramente no seríamos la persona que somos ahora, con nuestros defectos y nuestras virtudes, ya que todo lo que vivimos forma nuestro carácter, nuestra forma de ser. Estos acontecimientos negativos, por difícil que nos parezcan y por difícil que sea a veces reconocerlo, nos permiten aprender mucho de nosotros mismos, darnos cuenta de nuestras capacidades y de las cualidades que poseemos que nos ayudan a sobreponernos. Una vida en la que todo fuese absolutamente perfecto, aunque nos cueste creerlo, nos privaría de algo muy importante, y es de lo positivo que nos puede traer una experiencia o vivencia negativa.
Estos momentos negativos, tristes y que a veces podemos considerar como muy duros nos ayudan a descubrir que somos resilientes, es decir, que tenemos capacidad para sobreponernos a situaciones vitales muy negativas, que somos fuertes emocionalmente y que contamos con gente que nos apoya o habilidades que desconocíamos para resolver dichos conflictos.
Por eso, la próxima vez que te encuentres viviendo una experiencia negativa, intenta pensar en lo positivo que puedes sacar de ello. Ten presente que, aunque no puedes cambiar lo que te ocurre, eres TÚ y sólo tú quien puede decidir cómo enfrentarte a ello y cómo sentirte ante ello. De este modo, podrás vivirlo todo, lo positivo y lo negativo, sin sentirte una víctima de tu destino. Recuerda: ¡TÚ decides!