¿Qué esconden la ira y la rabia?
- Pilar del Rosario
- 20 jul 2016
- 3 Min. de lectura

Había una vez…
Un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente…
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia. Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua… Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró…
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza… Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque. En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza.
"La Tristeza y la Furia" en Cuentos para pensar, Jorge Bucay
Este bonito cuento de Jorge Bucay deja patente lo estrechamente unidas que van la Tristeza y la Furia. Detrás de esos intensos sentimientos de ira o rabia muchas veces se esconde la tristeza, la pena.
El gran problema que tenemos en nuestra sociedad es que no estamos acostumbrados a expresar lo que sentimos. Pensamos que no es adecuado, que nos hace ser débiles o parecer vulnerables, cuando la realidad es que el ser capaz de identificar lo que sentimos, las emociones que nos generan las situaciones a las que nos enfrentamos en el día a día realmente nos hace más fuertes, más autoconscientes de nosotros mismos. Esto nos brinda la oportunidad de enfrentarnos de manera razonable a las emociones desbordantes, esas que nos abruman y hacen que nos cueste ver, a veces, la salida.
El conocimiento, el tomar conciencia de las causas que nos llevan a un estado de ira es un gran paso para avanzar hacia una buena gestión de nuestros enfados. Aprender a controlar/gestionar la ira pasa por aprender a racionalizar algunas emociones e impulsos irracionales y relativizar las reacciones que nos pueden provocar algunos eventos de la vida. Uno de los factores clave es el autocontrol que junto a las siguientes sugerencias pueden ayudar a prevenir la ira:
No acumular ira, sino gestionarla adecuadamente: si no expresamos de manera asertiva lo que pensamos/sentimos llegará el día en que estallemos y pueda tener lugar un episodio de ira descontrolada, de la cual solemos arrepentirnos.
Evitar la mentalidad de ganador/perdedor: La empatía nos ayudará a que las relaciones interpersonales no se conviertan en un juego en el que se gana o se pierde. Lo mejor es la situación gana/gana, en la que todos estamos contentos.
Reflexionar si nuestra reacción emocional está realmente justificada: Preguntarse: ¿Por qué reacciono así? ¿Qué consecuencias tendrá esta reacción? Así podré valorar si vale la pena reaccionar desmedidamente o de otra manera más racional.
Descansar lo suficiente: El cansancio nos hace más irascibles y tenemos menos herramientas para gestionar nuestra frustración, nos hace más vulnerables a estallar de ira o rabia.
Relajación, meditación, autocontrol: practicar deporte, yoga, meditación, mindfulness o cualquier método que nos ayude a distraernos y a llegar a un estado de calma y positividad.
Evitar situaciones y personas irritantes (tóxicas): y si no nos queda más remedio que relacionarnos con personas o situaciones que nos resulten irritantes, pues tendremos que, en la medida de lo posible, tratar de mentalizarnos, hablar tranquilamente con esa persona intentando que la interacción resulte lo menos irritante posible, en otras palabras tomar el control previniendo lo irritante que puede llegar a ser.
Como habréis observado, amigos/as, en este post y en los previos el AUTOCONOCIMIENTO es el factor común que nos brinda la oportunidad de controlar y gestionar muchas situaciones de manera más adecuada y que sobretodo nos aportará herramientas para vivir la vida desde la felicidad y la paz con nosotros mismos. ¿No es este nuestro objetivo?